22 de agosto de 2013

Agosto bajo la bola de espejos

Agosto es un mes largo, invernal, frío, gris, y el más nostalgioso del año. Agostos eran los de antes, dirán unos. Ya vendrán agostos mejores, dirán otros. Como los agostos de antes no hay, dirán los que salen a bailar más que en las fiestas tradicionales, unidos por ese lazo intransferible que siempre existió entre la radio y la música.
 Aquel joven en uniforme liceal que tenía su programa, “Old hits” en la 44, jamás pensó ser un broadcaster, ni que su FM Océano sea hoy la de mayor audiencia, y con aspiraciones a ser multimedio. Ni que aquella fiesta para festejar el primer año de su programa culminara siendo un evento declarado de interés nacional. Lecueder gestó “La noche de la nostalgia” hace tres décadas y media. Una noche donde la gente da rienda suelta a sus recuerdos a través de temas musicales difundidos por radio y luego bailados en una pista.
Un fenómeno de gran repercusión social nacido en un estudio radial como hay pocos en la historia de la radiotelefonía. Solo puede ser comparado cuando famosos artistas internacionales, músicos, actores y humoristas convocaban multitudes para verlos en teatros y quedaba gente afuera, a comienzos del Siglo20. O cuando venían estrellas de cine y músicos internacionales y desbordaban las grandes fonoplateas con oyentes ávidos de verlos en vivo.
Esa simbiosis entre los músicos conocidos a través de la radio por discos ya sea de acetato, carretes de cinta, long plays, vinilos, casetes, CDs o MP3, según pasaron las décadas, promocionados por sellos discográficos, por programadores o conductores, cuyas canciones se convirtieron en éxitos. El estreno del último disco de Los Beatles llegaba a paralizar el país antes que se pusiera a la venta en las disquerías. Hasta que llegó un joven vestido de traje blanco, bailando en una pista de luces multicolores, bajo la bola de espejos, llamado Travolta, anterior a ser redescubierto por Tarantino, hizo explotar la fiebre de los sábados a la noche para salir a bailar a clubes animados por Djs, quienes a su vez hacían la previa pasando los temas de la era Disco en las radios de AM y en las primeras  FMs. La radio pasó de ser difusora de música (de variados estilos) a pasar los hits que sonarían en las pistas de baile.
¿Cuál es hoy la relación entre la radio y la música? Las FMs ya no tienen formatos musicales específicos. Pasan de todo como en botica. Para colmo los locutores no siempre dicen el nombre de la canción o de los músicos que ponen al aire, almacenados en el disco duro de una computadora como si fuera una gran rocola.
Al igual que los separadores, cortinas de programas y algunos temas que pasan en AM, casi un 100% son todos oldies. En inglés o castellano. Algunos clásicos de artistas uruguayos, sobre todo de folklore, canto popular y tangos. Ni que hablar cuando hay que llenar horas los fines de semana. Así como hay programas especializados: “Música para recordar”, “Aquellos años”, “Las 7 noches de Zum-Zum”, “Días de gloria”, entre otros, sin mencionar los boleros en vinilo de la Fénix. Suenan desde Los Iracundos, Bee Gees, la porteñada, ABBA, “Rivers of Babilon”, Needles and pins”, “Last train to London” y temas de Los Beatles pero de la época yeah-yeah. Lo mismo sucede con varias radios on line especializadas en la era Disco y hits de la década de los 80. ¿Entonces cuál es la diferencia con los 24 de agosto? Ninguna. La radio pasa oldies todos los días del año.
Ninguna emisora salvo programas específicos para melómanos (muy pocos, por cierto) difunden nuevos tracks de artistas conocidos, o para deleite de oídos atentos, presentan nuevos músicos desconocidos por estos arrabales del mundo.
La noche del 24 es “festejar” la nostalgia en búsqueda de aquel hombre de traje blanco, bajo la bola de espejos, con la banda sonora de los Bee Gees, y revivir sus pasitos, o los temas lentos sepultados por la música electrónica. Es la única oportunidad que tienen los mayores de 45 años de encontrar un lugar para bailar sin estar rodeados de púberes moviendo el esqueleto al ritmo de regetones y cumbias villeras.

La nostalgia es el sufrimiento de pensar en algo que se ha tenido o vivido en una etapa y que se perdió en el tiempo. Algo así como tratar de hacer rewind con “dolor” por aquellos momentos que vivieron los uruguayos en su adolescencia y descorchar viejas canciones. Una especie de gran ritual de la “depresión” por aquellos años que nunca más volverán.   

5 de agosto de 2013

Iris 2013 (Después de la alfombra roja)

Algunos comentaron en las redes sociales que los premios Iris fueron como los Martin Fierro de acá. Tienen un común denominador: reconocer a los artistas nacionales en varias disciplinas, por sus trabajos del año anterior. Ambos generan  polémicas antes y después. Pero la entrega de los Iris es realizada por una revista, Sábado Show, del diario El País. Parte del jurado está integrado por sus periodistas especializados. Los de la otra orilla en cambio son elegidos por sus propios pares afiliados a APTRA que tienen a su vez gran repercusión posterior, porque reditúan económicamente en los cachés de los premiados para futuros trabajos en tv, cine y radio. La puesta en escena fue tan espectacular y extensa para los televidentes como los Martin. Sin embargo los Iris no tuvo nada que envidiarle al evento del otro lado del charco. Este año además se transmitieron por cuatro canales abiertos, un hecho insólito en nuestro medio, hasta ahora.
Es la única oportunidad donde se encentran artistas de todos los palos: figuras de la tele, actores, músicos, relatores de fútbol, comunicadores. Fueron también modelos, mediáticos, estrellas argentas y rr.pps. Hubo glamur. Porque existe farándula vernácula a la uruguasha, por más que algunos lo nieguen. Y fue gente de radio que es lo que más nos importa. Los nominados y otras voces del dial. La gente de radio merece tener su reconocimiento. Por más que no existan revelaciones como en el rubro televisión. Ni categorías que involucren otros estilos de programas. Ni haya ternas a los mejores informativistas. Ni a los locutores quienes son los que identifican y aportan la identidad a cada emisora.
AND THE WINNERS fueron: “Las cosas en su sitio” (690 AM), de Ignacio Álvarez, mejor Programa periodístico. Con un formato infotainment donde mezclan información, entrevistas e informes con gran dosis de humor (Gustaf-Keoroglian), al mejor estilo de las AMs porteñas, en contraposición a los  periodísticos tradicionales. Compitió con “En perspectiva” y “No toquen nada”, que cuenta con un espacio de humor, el de Darwin Desbocatti (Carlos Tanco), quien fue galardonado como el Personaje 2012 (nueva categoría) que ya tenía gran hinchada hace años al aire. Es de esperar que no haya predominado el rating sobre las cualidades de “Las cosas en su sitio”, Darwin y en el rubro Humorístico, donde el Lic. Petinatti se llevó la estatuilla por sus “Malos pensamientos”, en su etapa por Azul FM. Los tres lideran las mediciones de audiencia en sus respectivos horarios, géneros y frecuencias.
El Iris al mejor conductor quedó en manos de Gustavo Rey, que lleva la radio en sus venas hace décadas. Con gran creatividad y espíritu lúdico en sus propuestas de “Abrepalabra” (Océano), acompañado por la dupla Anastasiadis-Fabregat, mas columnistas. A nuestro entender, Rey es el mejor entrevistador radial, por su forma distendida e intimista para crear climas y profundizar en la personalidad de sus entrevistados.
La dupla de mejor Relator-Comentarista recayó merecidamente sobre Álvaro González Márquez-Ricardo Piñeyrúa, quienes están al frente del equipo deportivo de “13 a 0” (810 AM). No ocupan el podio de los binomios más famosos por tener pantalla, pero cuentan con una audiencia muy fuerte y fiel. Un relato tan descontracturado como apasionado, y los comentarios sin aires catedráticos, mesurado, analítico, en un tono coloquial del Profe Piñeyrúa.
Por su parte, el comentarista Federico Buysan tuvo su reconocimiento como mejor Programa Deportivo, “100% futbol” (Sport), quien está al frente de un numeroso equipo que intercambian opiniones, entrevistan y, sobre todo, interactúan con los oyentes. El integrante de “Verano perfecto” (Canal 12) es a su vez comentarista de básquetbol en las transmisiones de la 890.
Como mencionamos en una entrega previa a la ceremonia, se hizo merecida justicia al homenajear la memoria de Clarita Berenbau, que falleció este año de cáncer de mama, lucha sobre la cual escribió su libro “Vivir con él”. Una entrañable comunicadora que derrochó energía, vitalidad, iluminando con su sonrisa y alegría las tardes en “Viva la tarde”, como en la entrega de los Iris donde fuera distinguida en dos ocasiones por ser la más elegante de la fiesta. Sin duda fue el aplauso y recuerdo más doloroso de la noche.
Apagadas las luces, las pantallas led, el bullicio por los festejos de los premiados, la emoción memorable cuando Sánchez Padilla recibió el Iris a su extensa trayectoria por “Estadio Uno” (los amantes de la radio recordamos a Ruben Castillo, por ejemplo, quien también creó durante años un estilo de hacer radio), queda el reconocimiento a la gente que trabaja en el teatro de la imaginación. Los premios dejaron muchos aciertos y las ausencias de categorías, ternas y programas, que darán tela para cortar en futuras entregas. en la previa del día de los Martin Fierro a la radio.