Escuchar la radio a todo volumen en un viaje en ómnibus puede
ser dantesco. Escuchar un informativo central de televisión una aventura de
ciencia ficción. Quien iba a predecirlo hace 15 años. Oír a un cronista hablar
de una imagen que no ves. O que relate literalmente lo que los televidentes
están viendo, es como ponerle mute al control remoto. Para escuchar las
noticias en radio desde siempre -hace casi un siglo-, estuvieron los
informativos. Forma parte de las funciones del medio radial. El slogan es para
que no te pierdas (de ver) las noticias. La tele tiene varias ediciones diarias.
Los informativos radiales van cada media hora. Todos los medios electrónicos
cuentan además con sus respectivos portales en internet. Imposible que te
pierdas algo. ¿Cuál es la razón? Llenar horas de aire con insumo nulo en
recursos humanos: informativistas, redactores y movileros que, sin embargo,
aparecen en pantalla registrando las entrevistas que después saldrán al aire.
A la hora del prime time televisivo abierto y por
abonados, el de mayor competencia, cuando la mayoría de la gente regresó a su
casa, las radios ponen al aire REPLAYS. Reiteran los programas de la mañana por
si la gente se los perdió. Una buena idea para los fines de semana cuando los
oyentes están más distendidos, no en las noches de ese mismo día; los fines de
semana los pasan igual, otra vez. Queda en evidencia que hay mucho aire para
llenar y pocos contenidos. Hay gran carencia de ideas, de producción, de propuestas
creativas que realcen los espacios nocturnos EN VIVO, a lo largo y ancho del
dial, ya sea en AM como en FM.
Aparte de poner al aire sobre todo los programas periodísticos
matutinos, la mayoría de los cuales cuentan además con esos mismos audios (y en
texto) en sus correspondientes sitios web. Hasta se rellenan horas con
programas de la talla de Alejandro Dolina. No está nada mal emitir un compendio
los fines de semana. El programa del Negro sale a la medianoche. Desde su pase
de radio Continental a Del Plata AM, no sale en directo desde Buenos Aires. Uno
no sabe a ciencia cierta de qué día es el programa. Ni que hablar ahora cuando
se produzca el cambio de hora.
Hay mucha gente de radio con notoria trayectoria sin
aire. Sin contar los egresados de ciencias de la comunicación en radio que realmente tengan proyectos viables. Cuantos
productores con ideas en carpeta también. Sin embargo las empresas no arriesgan
a invertir para dignificar un medio de gran penetración, y convertirlo de una buena
vez, en una alternativa atractiva de información, entretenimiento (sin contar los
programas deportivos que abundan y que hablan más de fútbol que de otros
deportes), sin tener que competir con ese criterio y urgencia del “minuto a
minuto” que padece la televisión. Ni con las múltiples plataformas mediáticas audiovisuales.
Ni pensar si la radio tuviera que llegar a lograr una calidad de sonido digital (DAB) igual que un CD (como el HD en imagen), muchas AMs tendrían que reconvertirse o desaparecer. Para
que no se pierda esa magia, esa imaginación, ese sugerente ida y vuelta del teatro
de la mente, hay que sustituir los replays por espacios en vivo (sobreviven muy pocos en relación a cantidad de emisoras)
con conductores y locutores, como sucedió siempre sin ir más lejos del otro
lado del charco.